Tras el paso del potente huracán Irma, la calma volvió de alguna manera a los residentes en San José de las Lajas, testigos de fuertes ráfagas de viento que asustaron al miedo, pero no doblegaron la voluntad y entereza de los moradores de esta ciudad capital.
La peculiaridad de nuestro sistema social, de propiciar seguridad a cada quien ante cualquier eventualidad una vez más se hizo visible en el archipiélago cubano, en la suma de acciones a favor de los afectados, en la inmediata atención a las familias que perdieron bienes y sobre todo en la atención previa al paso del meteoro.
En San José de las Lajas, los fuertes vientos dejaron sus huellas en árboles derribados, postes del tendido eléctrico, en inmuebles, en la agricultura; todavía persisten dificultades con el servicio eléctrico en algunas zonas en las cuales se trabaja de manera ardua a fin de resarcir esos daños y devolver un servicio de tamaña necesidad.
Mis vecinos, como de costumbre plantaron por encima del susto la solidaridad, esa que se aprecia en la preocupación de los unos por los otros, en la sugerencia de medias para el hogar, en el decir cotidiano: Para cualquier cosa que necesites, sabes que aquí estoy.
Se fue Irma llevándose consigo un trozo de historia que tristemente le hace célebre por sus estragos, tras el paso de ese huracán la experiencia ganada en ese combate desigual en el que solo triunfan la austeridad, la disciplina, la inteligencia y la unidad.
Ahora con la calma de costumbre, hombres y mujeres de este municipio mayabequense inscriben en este tiempo vital otra historia diferente, esa que cuenta del altruismo en las labores de la agricultura, en la reparación de viviendas, en la telefonía y servicios de electricidad, en la comunión de un lenguaje muy nuestro que se traduce en perseverancia.
Irma se alejó de Cuba, dejó sus huellas, esas que no se olvidarán pero que pronto pasarán a ser parte de una pesadilla vivida en septiembre de 2017. Para contrarrestar la impronta de ese violento huracán ya se multiplican fuerzas y acciones, respaldadas por el estado cubano en esa perspectiva de proteger y salvaguardar la vida del pueblo, sus bienes y también sus sueños.
