Cátedras Universitarias del Adulto Mayor

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 Constituyen un proyecto atendido por la Dirección de Extensión Universitaria perteneciente al Sistema nacional de Educación y cumple a su vez uno de los objetivos de la Nueva Universidad Cubana, es por ello que constituye una parte de la Batalla de Ideas que libra el país.

La primera Cátedra del Adulto Mayor se fundó en la Universidad de la Habana en el año 2000 en ese momento jugaron un papel preponderante El Movimiento de Atención a Jubilados y Pensionados de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), extendiendo su labor por todo el país a través de estos años, han resultado decisivo para lograr la incorporación de los adultos mayores de 60 años; y la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC), que incorporó a su personal y de forma voluntaria ofrecieron sus conocimientos como gestores, facilitadores y profesores.

En el primer curso escolar, o sea, en el curso 2000-2001 la Cátedra del Adulto Mayor en la Universidad de la Habana, Cuba graduó un primer grupo de 42 adultos mayores. A partir de dicho curso comenzó todo un proceso de multiplicación. Se crearon filiales en otros municipios de la capital, y comenzaron a fundarse estas Cátedras en las otras provincias del país, bajo Resoluciones Rectorales de sus respectivos Centros de Educación Superior. Resulta de gran impacto que ya para el pasado curso 2004-2005 se contara con 636 Cátedras y Filiales Universitarias del Adulto Mayor a lo largo del país, con un total 40,000 cursantes graduados, y más de 7,500 profesores, quienes de manera voluntaria ofrecen sus conocimientos a favor de la superación cultural de las personas mayores cubanas de su comunidad. No se reproduce ninguna carrera universitaria, sino que tiene como misión la superación cultural y la actualización científico-técnica de las personas mayores.

Entre sus objetivos figuran:

  • Mejorar sus vidas
  • Permitir una digna vejez y una adecuada reinserción familiar y comunitaria
  • Permitir a los matriculados un mayor crecimiento como seres humanos
  • Realizar sus proyectos de vida.

Los expertos recomiendan que los abuelos aprovechen este período para reencontrarse con actividades y hobbies abandonados, como la lectura, la pintura, la cerámica y los juegos de mesa. Cada adulto mayor guarda una lección de vida que los jóvenes pueden tomar en cuenta, sobre todo aquellos con una larga experiencia en diversos oficios y artes. Cuba perfecciona las medidas de inclusión social que se aplican con las personas de la tercera edad y el respeto a sus derechos.

Los adultos mayores reciben temas como: Vida y obra de José Martí; Sexualidad en el adulto mayor; Desarrollo humano; Prevención de enfermedades como la hipertensión, artritis, diabetes; Historia local. Esta última materia es una de las que ellos prefieren, pues narran experiencias personales de su terruño, su familia y de hechos en los que participaron. Muchos hasta llevan sus fotos en centros de producción y los servicios que han pasado a ser historia.

Todos los proyectos en ejecución con la tercera edad, con sus excelentes resultados son el punto de partida para continuar, estimulan la recreación y actividad psíquico motora, favorecen la integración social para compensar las inevitables pérdidas familiares o sociales y además desarrollan potencialidades acordes a sus gustos y preferencias. Todos se encaminan a lograr vida con calidad. Compartir con un grupo de la tercera edad en una Cátedra del Adulto Mayor es valorar en toda su magnitud una obra que permite comprobar que el envejecimiento no es una enfermedad, sino una nueva etapa del calendario cuando se enseña a transitar por ella. Es aprovechar la experiencia de los menos audaces, pero más curtidos. Es demostrar que los años no tienen que llevarse con dolor, sino con la enseñanza de conocerlos para convertirlos en un tiempo útil y feliz. Es cultivar respeto, admirar voluntad, y mostrar la vigencia de la frase del ilustre músico cubano cuando afirmó que “Joven ha de ser quien lo quiera ser”.

Tercera Edad

Constituye una etapa de la vida muy influenciada, más bien determinada por la opinión social, por la cultura donde se desenvuelve el anciano. Hasta hoy día la cultura, de una forma u otra, tiende mayoritariamente a estimular para la vejez el sentimiento de soledad, la segregación, limitaciones para la vida sexual y de pareja, y de la propia funcionalidad e integración social del anciano.

Metas de salud para los años tardíos

A nivel mundial, el segmento de la población que está experimentando un crecimiento más rápido es el más viejo. La proporción de centenarios es la que más rápido crece en la población, seguida del grupo de 80 a 99 años de edad. De hecho, a lo largo de la historia humana, muy pocas personas han llegado a estas edades.

Con el tiempo, al eliminar las principales epidemias de enfermedades infecciosas, el número de ancianos comenzó a ascender.

Hoy, gracias a los extraordinarios progresos de la ciencia médica, sobre todo en el campo de la farmacología, los ciudadanos de la tercera edad se han convertido en un grupo de gran importancia. Se prevé que en el siglo XXI, la creciente población de personas mayores de 85 años —los ancianos—, con su enorme consumo de servicios médicos, crearán importantes crisis económicas, de recursos médicos y éticas tanto en los países desarrollados como en los que se encuentran en vías de desarrollo.

El campo de la gerontología se esfuerza en seguir el ritmo de esta transición demográfica.

En los estudios de campo, los gerontólogos y geriatras demuestran que muchas de nuestras creencias de “sentido común” y larga tradición sobre los viejos y el envejecimiento están totalmente equivocadas.

Cuanto más anciano es un grupo de personas, mayor variedad muestran sus integrantes. De hecho, las variaciones del funcionamiento físico, mental y social son mayores entre los ancianos que en cualquier otro grupo de edad.

El deterioro funcional que acompaña al envejecimiento puede posponerse manteniendo una vida física, mental y social activa. Por tanto, el objetivo de los programas de promoción de la salud dirigidos a las personas de edad avanzada no consiste en prolongar la vida indefinidamente, sino, ante todo, en dar la mejor vida posible a los años que le quedan a cada persona.

Una forma de contribuir a disminuir el gran consumo de recursos de salud de la población anciana consiste en reducir en lo posible el período de morbilidad terminal. Para ello hay que mantener a las personas lo más activas posible y capaces de cuidarse a sí mismas casi hasta su muerte. Con ello, disminuirá la duración, aunque no necesariamente la intensidad, de la atención médica que necesitan.

Por otra parte, se reducirá evidentemente el sufrimiento y se combatirá la sensación de deterioro de los ancianos y de los familiares que los cuidan.

Dados los muchos problemas de los niños y jóvenes de hoy, la tarea de los abuelos —incluso como trabajo no remunerado— podría ser uno de los mayores regalos sociales y económicos que la persona puede dar a su comunidad. Se puede pensar en ejemplos adicionales. Los beneficios psicológicos, sociales y culturales que pueden proporcionar los residentes más ancianos de la comunidad apenas si han empezado a descubrirse.

Acción comunitaria para ciudadanos de la tercera edad

Casi todas las medidas preventivas y de detección recomendadas en la sección anterior se describen desde una perspectiva clínica. Por fortuna, muchas de las necesidades de las personas mayores pueden satisfacerse parcialmente con actividades a nivel comunitario. Los organismos de la comunidad, los programas de extensión hospitalarios, las iglesias, los grupos de jubilados, los centros de la tercera edad y los vecindarios pueden organizar programas de educación para la salud, pruebas sencillas de detección y, en caso necesario, remitir a los implicados a los lugares adecuados.

Cuando se trata de cambiar los hábitos, el enfoque de grupo tiene una gran ventaja: cuando personas que comparten necesidades similares trabajan dentro de un grupo, pueden enseñarse y motivarse mutuamente con más eficacia, aguzar mejor sus capacidades mediante la imitación y la repetición y recompensarse unas a otras por mantener un estilo de vida más sano. Un grupo amistoso consigue estos objetivos de una forma mucho más sutil, global y potente que cualquier médico, enfermera, maestro o experto, porque muchos ancianos perciben a estos extraños como diferentes de ellos.

Con frecuencia, los grupos de autoayuda surgen por iniciativa de un profesional de la salud y la responsabilidad de su dirección recae poco a poco en líderes del grupo. La OMS reconoce que el movimiento de autoayuda en todas sus formas es un vehículo importante para conseguir la meta de “salud para todos”. Unos grupos pueden centrarse en el ejercicio regular: por ejemplo, un club de pérdida de peso puede organizar paseos diarios de un kilómetro. Los ancianos que han perdido a un ser querido pueden encontrar a otros que están pasando por los mismos quebrantos para discutir los aspectos prácticos y emocionales de la adaptación a la nueva situación. El grupo ayuda a los ancianos dolientes a modificar su enfoque en el pasado, a empezar a planificar la “vida de ahora en adelante” y a valerse por sí mismos en sus nuevas circunstancias. Compartir estas experiencias puede aliviar la depresión —ciertamente no la empeora. Hablando, caminando juntos o compartiendo pasatiempos activos, los miembros del grupo ayudan a combatir la depresión con medios fisiológicos.

La frecuencia de las pérdidas sociales y de los episodios de depresión aumenta progresivamente en los últimos años de la vida. El antídoto natural es la participación en grupos que comparten intereses o aficiones, actividades y comidas o meriendas, que proporcionan un “cambio de escenario” a los que viven solos y proveen una red de apoyo social. El apoyo se da y se recibe al mismo tiempo; los que dan y los que reciben cambian de puesto a medida que lo hacen las circunstancias. Con gran frecuencia, dar es mucho más útil que recibir.

Las claves de un buen envejecimiento son:

  • mantener activo el cuerpo,
  • mantener activo el cerebro y
  • mantener y ampliar las relaciones sociales.

Para promover la salud de los ancianos, la comunidad también puede:

  • proporcionar, o incitar a otros a proporcionar, lugares donde los ancianos puedan reunirse y compartir actividades.
  • proporcionar periódicamente medidas sencillas de promoción de la salud y detección de las enfermedades en los lugares donde los ancianos se reúnen.
  • facilitar el acceso de los ancianos o discapacitados a los negocios y edificios públicos,
  • adoptar y poner en práctica medidas de salud, seguridad y calidad de vida en los centros residenciales.
  • conseguir la cooperación de organizaciones, escuelas, medios de comunicación, iglesias y otros transmisores de valores para hacer que la vida de la comunidad sea “más fácil para los viejos”.

Actividades físicas

  1. Quiero ser joven: esta actividad es el desarrollo de los ancianos con ejercicios que ellos quieran ser sin tener una voz de mando.
  2. Gimnasia matutina: esta actividad se hace cuando ellos se levanta en su cubículo ante de desayunar.
  3. Conversatorio sobre los ejercicios en las diferentes enfermedades que ellos tienen: esta actividad le darán a ellos un panorama para poder tomar menos medicamentos para su salud.
  4. A jugar en la tercera edad: esta actividad le dará a ellos unión teniendo diferente carácter y buscando el valor colectivo.
  5. Jugando con la bola del mundo: esta actividad se hace en un círculo y se pasan una pelota y se le hace pregunta de diferentes acontecimientos del mundo.

Todas estas actividades se hacen todos los días de la semana de lunes a viernes, sábado y domingo las actividades que son para el cubículo y el hogar. 

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