Ahorrar es también cultura comunitaria

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La electricidad es una de las fuentes secundarias de energía más empleada por el hombre, dada las múltiples aplicaciones que tiene. Sin embargo, es un servicio muy costoso y su uso indiscriminado afecta al medio ambiente. Es por ello, que la educación energética de la población constituye uno de los pilares fundamentales del Programa de Ahorro de Electricidad en Cuba.

 Lograr cultura de ahorro en los miembros de la familia es necesario y vital. En primer lugar, es imperioso evitar en el horario pico, de 12 del día a dos de la tarde y de 5 a 9 de la noche, el uso de equipos como la plancha, los aires acondicionados, los calentadores y las hornillas eléctricas. Y nunca utilizarlos al mismo tiempo. 

En caso de que exista, utilizar el microondas para hervir el agua, no usar la arrocera y  la multipropósito para ello, y echar la menor  cantidad de agua para la cocción; además, evitar calentar el arroz durante mucho tiempo y especialmente, no guardar en el refrigerador el recipiente de las ollas, pues al calentar se gasta más energía. 

También es oportuno tapar los alimentos mientras se cocinan para retener el calor y por supuesto apagar las luces que no sean necesarias. 

En el caso de los ventiladores, no olvidar apagarlos cuando nos retiremos de la habitación y darles mantenimiento a menudo para que funcionen a plena capacidad. 

Según los especialistas equipos como el televisor, las baterías de las computadoras, los microondas y otros, se deben quitar del tomacorriente, pues  aunque estén apagados, tienen cierto consumo. 

Por último y esencial, educar a los más pequeños de casa para que se sumen al programa de ahorro de energía.

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