Y aquí estamos

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Un año más. Un año nuevo. Atrás 12 meses cargados de sucesos que marcaron la vida de millones de seres humanos en el mundo.

La guerra y sus consecuencias, el odio y la ambición, el decir de unos y otros, la derecha y la izquierda y todas las razones juntas en ese panorama que ahora queda atrás, pero que lamentablemente deja también a millones de herederos de penurias, insatisfacciones y anhelos.

Por este lado de la geografía Cuba, hermosa isla amada por tantísimas personas que distinguen su esencia. Odiada por otros que no perdonan el destino elegido hace 60 años e insisten en arrinconarla, en golpearla en los planos más sensibles y reducirla a ser servil.

Por este lado de la geografía, hombres y mujeres, que a diario afrontan dificultades. Que saben de carencias y limitaciones, pero por encima de eso crean, persisten en hacer el bien, en multiplicar ideas fértiles asumiendo la prédica martiana Con todos y para el bien de todos.

2019 ya es pasado. El presente para cubanas y cubanos es todo un desafío, pero aceptan los desafíos aquellos que no tienen talento para la derrota, quienes confían en la razón y la legitimidad de los sentimientos que les arropan, esos que nos saben soberanos hace seis décadas y como tal perseverantes y altruistas.

Comienza un nuevo año y nos compete saber cuan importantes somos, cuan decisores de algún modo en el desarrollo de nuestra localidad. La vida, los desaciertos nos enseñan que aún estamos aprendiendo y aprender implica no detenernos en el tiempo y sí renovar, cambiar todo lo que debe ser cambiado para mejor.

Comienza un año y vale plantearnos ante todo ser mejores personas. El bloqueo impuesto por Estados Unidos cada vez es más condenado por las personas de buena voluntad en todo el mundo, mientras el inquilino de la Casa Blanca se empeña en apretar más la cuerda a fin de asfixiarnos, pero, estamos aquí.

Y estar aquí significa resistencia y vocación por la victoria. Las carencias nos abruman. Las noticias sobre nuevas medidas del gobierno estadounidense contra Cuba nos estremecen, pero nunca nos robarán la esperanza y mucho menos el buen humor.

Estamos aquí. Seguimos cantándole a la vida, bailando  en cualquier sitio donde se escuche buena música. Disfrutamos del beisbol y nos creemos que sabemos más que los verdaderamente entendidos en ese deporte. Estamos en una cola y hablamos con desconocidos, y cuando apareció el térmico “coyuntural” hasta supimos hacerlo chiste, porque a decir verdad, cubana y cubano que se respeten, no comen miedo ni aunque el cuco se ponga un peluquín amarillento y se disfrace de emperador.

 

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