Una huella tras la visita del Papa

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Este domingo fue diferente.La noticia colmó cada espacio de occidente y de la isla toda.

Como de costumbre, por esa naturaleza nuestra, la alegría y el cariño marcaron la ruta para recibir al Papa Francisco y seguir cada instante su presencia en la capital cubana.

La humildad del Sumo Pontífice y su manera clara de llegar a cada corazón evidencian cuánto arropan a las palabras la ternura y la razón, devenida convocatoria constante a cultivar la virtud.

De paz, respeto a los semejantes, servicio, familia escuchamos en el decir del Papa, que dejó a todos el sabio consejo de unidad por el futuro, la esperanza y el reencuentro.

“Hacernos cargo los unos a los otros por amor, y eso sin mirar de costado para ver lo que el vecino hace o deja de hacer” dijo el máximo representante de la Iglesia Católica.

Resulta aliento para defender lo nuestro, para fomentar los sueños y no parapetarse en el pesimismo y la tristeza, en esa jubilación prematura que marca la huida de los que desisten de abrazar la esperanza.

“En la objetividad de la vida tiene que entrar la capacidad de soñar, porque un joven que no sea capaz de soñar está clausurado en sí mismo”, dijo su Santidad al dirigirse a los jóvenes a quienes convocó,aunque piensen diferentes, a andar acompañados, juntos, buscando la esperanza, el futuro y la nobleza de la patria.

Es esta una visita que se inscribe en la historia, trae consigo el mensaje de paz, de fraternidad, la búsqueda para el entendimiento, la razón y el reconocimiento a la virtud.

Es el consejo, dicho desde el alma, la reflexión oportuna para mirarnos desde dentro, para reconocer cuán importante es abrigarnos de sensibilidad, de amor al prójimo, de misericordia.

El Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano llegó el sábado a La Habana; lunes y martes oficiará dos misas más en la ciudad de Holguín y en Santiago de Cuba.

La noticia habita en la mayor de las Antillas y con ella esta novedad para creyentes y no creyentes pero cubanos todos, capaces de poner a prueba esa fuerza sublime que es el amor, esa sabía elección que es la esperanza y esa ruta divina que es hacer el bien.

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