El amanecer irrumpió con alegría y entusiasmo este Primero de mayo, dos ingredientes comunes en la celebración que signa el Día Internacional de la clase obrera aquí en San José de las lajas.
La calle 40 fue el escenario del gran desfile donde una vez más Mayabeque ratificó la defensa de cada conquista, la fidelidad a la Patria y la lealtad al concepto Revolución, convocatoria de honor que dejara Fidel para seguir adelante con las banderas enarboladas el primero de enero de 1959.
Iniciativas, colorido, pancartas con lemas e imágenes de mártires colmaron cada espacio de la calle por donde hombres y mujeres de todas las edades protagonizaron una celebración especial, que en Cuba se torna fiesta.
El Primero de mayo es de todos, esta vez con el máximo empeño de multiplicar la presencia del líder histórico de la Revolución Cubana, quien desde su sabia y clarividencia está y estará entre el pueblo, en el obrero, el profesional, el estudiante, el campesino, en la mujer altruista, en los adultos mayores, en todos los que a diario forjan el mejor camino para Cuba.
Este día el Sol despertó con el anuncio de la resolución de un pueblo de inscribir en su historia una hermosa página que distingue una celebración especial, esa que muestra alegría, optimismo y unidad, la principal fortaleza para seguir adelante y conquistar el futuro.
Primero de mayo, un día que deja una huella y describe la marcha de los agradecidos en ese cabalgar que irradia quien siempre comandará al ejército de hombres y mujeres soles en la mayor de las Antillas.
