No puede disminuir nunca la voluntad de permanecer alertas

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Por estos días alarman las fuertes descargas eléctricas acompañadas de lluvias. Los expertos ya empiezan a hablar de un cambio de ciclo, después de casi ya 20 años de un período ciertamente intenso. De tal suerte, resulta curioso, hasta extraño, que se verifiquen dos años seguidos tan tranquilos.

 

No debe pasarse por alto el desarrollo del fenómeno de El Niño en el Océano Pacífico, que afecta la circulación atmosférica y que inhibe la formación de huracanes en el Atlántico, cuyas aguas no tienen la temperatura lo suficientemente elevada para la formación de ciclones.

Sin embargo, los especialistas recomiendan siempre no bajar la guardia. Un solo organismo tropical que atraviese el país, por muy pequeño que sea, ocasionará daños, sobre todo, si afecta a alguna de nuestras ciudades.

La historia reúne ejemplos ilustrativos como lo sucedido en 1995 cuando se formaron 21 tormentas tropicales y ninguna nos afectó, y en 1926, año en que se verificó una temporada relativamente tranquila en el Caribe, y el país fue azotado por un huracán, todavía citado por los estudiosos del tema.

Es posible que ciertamente haya un cambio de ciclo. Disminuirían las tormentas tropicales, pero la naturaleza tendría otras formas para establecer sus equilibrios necesarios. Aumenta entonces la probabilidad de temporales, por ejemplo, y la amenaza de inundaciones. Los números de los pronósticos en la temporada ciclónica, son importantes pero nunca debieran disminuir la voluntad de permanecer alertas.  

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