Macri le pone un salvavidas de plomo a Argentina

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La decisión de Macri de acudir al FMI, motivó numerosas protestas en Argentina.  Tomado de Granma

Mauricio Macri llegó al poder con la promesa de que no habría ajuste, una palabra que provoca pesadillas a los argentinos, quienes sufren ahora todo lo contrario.

Como si no fuera suficiente con todos los paquetes de medidas anunciados o puestos en práctica, los recortes sociales y los acuerdos financieros con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que han endeudado cada vez más al país, y en medio de la creciente incertidumbre por la tensión cambiaria, el Presidente argentino anuncia ahora una reducción de su Gabinete y la reinstauración de las retenciones a las exportaciones.

La profunda reestructuración del gabinete argentino implicará la supresión de al menos diez ministerios, como medida contra una crisis económica marcada por el desplome de la moneda nacional, que alcanzó al finalizar la semana anterior la cifra histórica de 41 pesos por dólar.

Una decena de ministerios pasarán a ser Secretarías, entre ellos carteras tan importantes como Salud y Trabajo.

En la mayoría de los casos las funciones de los organismos ministeriales suprimidos serán asumidas por otras carteras que tendrán rango de secretarías como Ciencia y Tecnología, Cultura, Energía, Agroindustria, Salud, Turismo, Ambiente, Trabajo y Modernización.

«Con estos cambios y los avances que estamos haciendo con el fmi, empezamos a superar la crisis», dijo Macri.

En sintonía con el mandatario, el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne Dujovne, pidió a los mercados que «estén tranquilos, porque este equipo está dejando todo en la cancha». En esa línea, el funcionario hizo hincapié en el equilibrio fiscal, uno de los objetivos para el 2019: «Vamos a ahorrar en inversión pública», afirmó.

El mayor recorte del gasto será en inversión pública: un 0,7 % del pib, pero tendrá también un importante impacto en el bolsillo de los argentinos a través de la eliminación de subsidios al transporte y la electricidad. Esa medida supondrá, además, otro tijeretazo del 0,5 % del pib. Finalmente, el Gobierno estableció un ahorro en remuneraciones y gastos operativos del 0,2 % del pib y del 0,2 % en otros gastos corrientes.

Por otro lado, Dujovne aclaró que aumentarán los impuestos a las exportaciones de materias primas, aunque se reducirán al 18 % las cargas de comercialización de la soja y sus derivados en el exterior del país. Vale destacar que la producción soyera representa grandes ganancias para los empresarios del sector agrario en ese país sudamericano, por ello su recaudación en materia tributaria es de vital importancia.

La tesis del Gobierno es que el culpable de todos los males de la economía argentina es el déficit fiscal. Argentina gasta más de lo que produce y su dependencia del crédito externo la puso a merced de la tormenta financiera que golpea a los mercados emergentes; de ahí que se sumerja en una nueva crisis económica que pone en jaque al gobierno de Macri. La vulnerabilidad del sistema financiero y la economía del país en su conjunto, sumado a la impericia gubernamental para lograr reencauzar la situación, ponen un manto de duda sobre el futuro inmediato de la nación sudamericana.

Según el economista y profesor universitario Martín Kalos, la crisis en Argentina es resultado de «medidas erráticas, confusas, ambiguas, desde el comienzo de la corrida cambiaria, cuatro meses atrás. El Gobierno fue perdiendo herramientas: ya subió las tasas de interés, se endeudó con el FMI».

«Es muy difícil entender cómo un país se puede recuperar bajo un modelo que centra sus esfuerzos en reducir el déficit fiscal y conseguir financiamiento externo. Es decir, ajuste y deuda», explicó la economista, investigadora y escritora argentina radicada en Nueva York, Mercedes D’Alessandro.

La crisis tiene, además, dos consecuencias importantes que son las que justifican la urgencia de detenerla según Kalos. En primer lugar está el «deterioro del poder adquisitivo de la población, porque con una inflación que se va a ir acercando al 40 % y unas paritarias que en el mejor de los casos llegaron al 25 %, tenemos una brecha demasiado grande».

Atados al Fondo

El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó el pasado miércoles un plan para Argentina por valor de 50 000 millones de dólares y tres años de duración, destinado a «estabilizar» la situación financiera del país.

Al firmar otro acuerdo con el FMI, el Gobierno argentino acepta también sus condicionamientos y la aplicación de un programa determinado. En este sentido, cualquier modificación del rumbo elegido precisa la aprobación de la entidad financiera.

En entrevista para TeleSur, los economistas Andrés Asiain y Hernán Letcher explicaron las razones que llevaron a que el Gobierno de Macri pensara en solicitar la ayuda financiera del FMI.

Andrés Asiain indicó que Macri basó su plan económico en el endeudamiento externo y la atracción de capitales extranjeros especulativos como medio para acceder a dólares.

Los problemas estructurales provenientes de la política de la eliminación del control de capitales, de las retenciones a la soya, así como la apertura a la importación cuando no había condiciones globales para esta política y el financiamiento a partir de la deuda externa llevaron a la caída del peso frente al dólar, agregó Letcher.

El acuerdo con el ente financiero podría ser un salvavidas de plomo que llevaría a terminar de hundir la economía y el sistema financiero argentino  y podría dejar una enorme deuda que terminarán pagando por años los ciudadanos argentinos; además del costo político y económico que significa para el Gobierno.

El FMI ha estado involucrado en la mayoría de las crisis financieras en la nación sudamericana. El pacto con el FMI supondría un beneficio para los capitales extranjeros que en opinión del analista seguirían sacando los dólares de Argentina.

Sin duda las acciones del gobierno de Macri hablan por sí solas: Argentina sigue en una ruta marcada hacia el neoliberalismo, y la restauración de la derecha en el país se hace evidente. El pueblo ahora sale a las calles, se indigna y padece las medidas de un presidente que no gobierna para ellos.

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