Con la banda sonora de la Feria Internacional del Libro en su vigésima quinta edición, llegan los aires de la lectura, esa que nos hace crecer un poco cada vez; esa, única y eficaz vía para lograr un conocimiento consciente y placentero del mundo en que vivimos.
Lo sé por experiencia, cuando leemos pensamos mejor y hablamos con más fluidez; es ese don divino de pasar los ojos por las líneas de un texto e interpretar lo que está escrito, es movilizar a nuestras neuronas en busca de lo desconocido, es trasladarnos al interior de la historia contada por otros.
Nuestro Apóstol José Martí creyó que ese acto es transformador. No se equivocó al atribuirle cualidades impresionantes. Así lo experimento al acercarme a la obra de una diva de la poesía: Lina de Feria, Maestra de Generaciones, merecedora de esta Fiesta
Con 29 libros publicados, el talento de Lina se funde con la modestia de esta mujer desbordada de sueños.
Cuando leí por vez primera sus versos me encantaron estas palabras suyas: No temas recoger la piedra del camino. La humildad es el único camino para trascender. Así la imagino, hablando en voz baja, repartiendo bondades y accediendo a mostrar su verbo a cada paso.
Recibió el Premio David, en 1967. Y en su rostro adivinamos el porqué de tanta dulzura, la transparencia de su alma aflora en su obra riquísima de metáforas e imágenes artísticas.
Ciertamente es digna de merecer la ocasión en la que quizás algunos se preguntarán qué se han perdido al no leer a una escritora brillante y comprenderán entonces cuan a tiempo están de conocer su maravillosa obra.
