Inicia un sueño

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Sus nombres pueden ser Flor, Lía, Gaby, Nátaly, Diego, Andy o Lucía. Cualquiera de estos locos bajitos que amamos tanto, pueden ser los protagonistas de esta historia que iniciará para ellos el primero de septiembre y quedará como una experiencia inolvidable.

Este martes comienza  el curso escolar y miles de niños en la Mayor de las Antillas vestirán por vez primera su uniforme. Desde meses anteriores miran una y otra vez sus mochilas, y todo el otro componente que será parte de su nueva rutina.

La jornada diaria valida otra connotación y el ejercicio del aprendizaje imperará en los hogares no como mero entretenimiento, sino como fuente de sabiduría.

Serán repetitivas en las tardes descifrar los colores, las figuras geométricas, las vocales,  recitar los números, hacer un dibujo o rasgado. El desarrollo del estudio individual se vuelve colectivo porque nosotros los padres, que también tenemos un espacio en esta historia.

El nuevo curso escolar propicia otros amigos, responsabilidades y hasta otro estilo de vida. Impera el trabajo en equipo, demanda constancia y dedicación.

Para el personal docente el  curso escolar  también es novedoso porque otros son los discípulos, tan alegres, intranquilos y ávidos de conocimiento como los anteriores. Inicia además, una nueva relación escuela- familia, donde mamá y  papá desempeñan un roll muy importante.

Muchos son los nombres de los protagonistas activos de esta historia, pero a ellos se anexan los de sus padres, preocupados y ocupados con la nueva tarea, con grandes expectativas y hasta emocionados por el largo camino que han echado andar de sus hijos.

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