David, un hombre que dicta sentencia (I)

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Treinta y ocho años en un oficio cuyo principal objetivo es impartir justicia, definen la existencia de David Fleites Oliva, Juez  Profesional de la Sala Penal del Tribunal Provincial  Popular de Mayabeque, con sede en San José de las Lajas, un hombre que reconoce como dijera Martí que: sólo hay honra en la satisfacción de la justicia.

Periodista– El carácter se forja sin dudas desde los primeros años de vida. ¿Cuáles son los orígenes de David?

David Fleites Oliva– Yo soy de origen humilde. Mi madre Doctora en Pedagogía, empezó como maestra en el proceso revolucionario, después fue directora de escuela, inspectora también y ya por último terminó como directora de un centro especializado  que tenía que ver con niños con retraso mental, fue una mujer muy sacrificada. Igual que mi padre. Mi padre fue un normador, muy consagrado al trabajo.

Esos dos ejemplos fueron los que tuve yo más cerca, para poder determinar desde muy niño. Nací con la Revolución también, y fui incorporándome poco a poco a medida que tuve uso de razón al proceso revolucionario. Fue así, como yo digo, que me convertí en un niño de mi momento histórico, en un joven de mi momento histórico y ya un hombre después, en relación con ese momento histórico.

Yo hice una escuela  primaria muy tranquila, la escuela Carlos de la Torre de Santi Spíritus,  soy oriundo de ese lugar, de la  ciudad de Santi  Spíritus y hasta sexto grado no hubo mayores dificultades, pero ya con 11 años en  1969, cuando se inician  las escuelas en el campo, no estoy  hablando de los edificios que después la revolución puso en función del sistema educacional, estoy hablando de otras condiciones, pero yo inmediatamente siguiendo esa tradición de mi familia de cumplir con el deber y con el llamado que se hacía, me incorporé a una escuela que quedaba en Pojabo, en Banao, una zona rural bien distante de Santi Spíritus.

La escuela estaba en una zona  bien intrincada, se daban pases cada dos meses, cinco días, o sea que había un distanciamiento familiar, con solo la edad de 11 años. Eso significó mucho en mi formación porque yo estaba en séptimo grado y allí había quien tenía 15 y 16 años y estaba en séptimo también. Y a partir de ahí fui forjando mi carácter. Convivir con jóvenes que me superaban en edad y en desarrollo incluso, se hacía un poco difícil, pero yo entonces pude ir ganándome el respecto de los demás, a partir de respetar yo también.

Y fue así como en el grado 11 me capta el Ministerio del Interior, lo que se vino a materializar, después que terminé el grado trece como tal, que se verificó que efectivamente yo quería pertenecer al Misterio del Interior y me dijeron, entonces usted va a estudiar para La Habana, y así llegué a La Habana.Teniendo la edad de 18 años me incorporé como cadete del Ministerio del interior al Departamento de  Seguridad Personal del Palacio de la Revolución, en el Batallón de Seguridad Personal y comencé a estudiar la carrera  de Derecho.

Pasé por Seguridad personal, por Instrucción Policial en el Ministerio del Interior y terminé, con algo que tiene que ver con prisiones trabajando en el Combinado del Este y ahí sí puedo asegurar, que cuando yo vencí eso cuatro años y medio en el  Ministerio del  Interior ya tenía una formación; adquirí un nivel alto responsabilidad, de sacrificio, de honestidad, y si de algo vivo yo agradecido, es de haber pasado por esa experiencia en el orden militar.

En esta etapa pase yo por instrucción policial, que tiene mucho que ver con mi trabajo actual de juez, con el departamento de prisiones, trabajando directamente en un centro penitenciario.Yo por lo menos cuando voy a dictar una sanción y hacer una  sentencia que diga que una persona va para un centro penitenciario a cumplir una sanción, yo sé para donde va, yo sé al lugar que lo estoy enviando y eso es muy importante para los jueces, conocer estas interioridades.

P- ¿Cómo llega a convertirse en juez?

DFO– En el año 1981, en el mes de julio, discutí  mi tesis, que fue la primera tesis que se discutió en el Instituto Superior del Ministerio de Interior de este país, “Delitos contra la Seguridad del Estado, e inmediatamente por dificultades que había con mi ubicación en la ciudad de Santi Spíritus se decidió que pasará a la vida civil y ya en agosto de ese mismo año me estaban mandando a buscar del Tribunal Popular Provincial de Santi Spíritu porque sabían que había un Licenciado en Derecho, recién graduado, estoy hablando el año 1981. En el país, entonces era muy difícil buscar compañeros para cubrir los tribunales que fueran Licenciados en Derecho, y a veces,  tenían que cubrir los tribunales con compañeros que eran jueces empíricos que tenían muy buena moral, honestos, muy bien preparados, pero no tenían la licenciatura hecha y entonces se trató de empezar a cubrir aquellas plazas con personas que idóneamente estuvieran capacitadas para asumir la actividad, se me planteó entonces  esto y dije bueno, si hay que ser juez, que es lo que está necesitando el país, pues juez voy a ser.

P–  ¿Largo el camino de David en esta profesión de hacer justicia?

DFO– Sí, estuve dos años trabajando en el Tribunal Popular Municipal, aproximadamente. Trabajaba la materia laboral y daba mis recorridos por la materia penal, haciendo juicios penales, porque a mí me gustaba lo penal también. Dos años después pase al Tribunal Provincial Popular de Santi Spíritus a la Sala  de lo Civil, Administrativo y Laboral, pero tres meses después me pidieron para prestar servicio en la salas Penal del Tribunal Provincial de Santi Spíritus y allí me quedé. A pesar de mi juventud se percataron de que a mí en lo que me gustaba desempeñarme en mi trabajo como juez era en la materia penal y no me quitaron esa oportunidad. Ahí estuve trabajando hasta el año 1987.

En ese lugar  tuve la suerte de tener alrededor mío a jueces profesionales  de una preparación magnifica, algunos que ya están desaparecidos como el compañero Danilo Rivero García, que fue compañero de sala, quien tiene los libros de textos en materia penal y José Francisco Valdivia Álvarez, que había sido magistrado antes del triunfo de la Revolución y al triunfar la Revolución siguió siendo magistrado por sus características, por su moral, por su honestidad, que era una persona de mucho respecto y que sabía mucho derecho. Yo fui nutriéndome de los conocimientos de estos dos compañeros fundamentalmente y de los demás compañeros que eran aventajados en la materia y de esta forma fui formándome  técnicamente en la materia penal. Por eso ya cuando vine en el año 1987 al Tribunal Provincial Popular de La Habana  a trabajar ya venía con una preparación, me sentía muy bien en la materia penal, tenía dominio de ella y allí estuve trabajando hasta el año 1995.

Estando en el Tribunal Provincial de La Habana tuve una experiencia también inolvidable que fue cuando participé como experto individual representando el país en el Congreso der la Organización de Naciones Unidas que se  celebró en Cuba en ese momento.Tenía que ver con la atención al delincuente y esa experiencia de corte internacional fue magnifica, tuve la oportunidad de oír opiniones universales de representantes de muchos países sobre lo penal  y me fui nutriendo de más información y me fui capacitando más de la actividad que yo me desarrollo como tal.

En el tribunal Provincial Popular de La Habana llegué a ser presidente de sala en el año 1993, presidente de la Sala  2da de lo Penal, hasta que el primero de marzo de 1995, acepté presidir el Tribunal Municipal  Popular de San José de las Lajas y me mantuve allí, unos cuantos años, primero como presidente del tribunal, hasta que salí Delegado de  la Asamblea Municipal de Poder Popular y como ya el contenido de trabajo era bastante amplio, yo previendo que pudiera incumplir con uno de los dos, solicité que me liberarán de ese puesto y se accedió a que me quedará como juez profesional  de la materia penal de San José de las Lajas y durante 12 años y medio, o sea 5 mandatos  fui Delegado a la Asamblea Municipal de ese municipio.

En ese puesto de delegado municipal en todo momento estuve en la Dirección de la Comisión de Órganos Locales, ya fuera como presidente o como vicepresidente de ese órgano, o sea que lo que he hecho única y exclusivamente, sin pedir nada a cambio, es sacrificarme en función de mi país, dando siempre el paso al frente cada vez que se me ha pedido y si algo me queda de insatisfacción por no haber podido nunca cumplir, es que no pude ser nunca internacionalista.

P: Cuando usted mira su vida y el camino recorrido que sentimiento experimenta?

DFO: He llegado hasta aquí, tengo 38 años y meses de trabajo en la actividad de impartir justicia y me siento orgulloso sobre todo por mi familia, mi padre y mi madre que ya fallecieron, los dos, se sentían muy orgulloso del trabajo mío como tal y hoy  tengo mis aspiraciones de superación y una gran preocupación porque se me está acercando ya la edad de jubilarme y he dado pasos para cuando llegue a los 65 años poder seguir inmerso en el sistema judicial, que es lo que  más me preocupa.  Por eso que en estos momentos acogí la plazo de supervisor del Tribunal Provincial de Mayabeque que me daría la oportunidad de continuar supervisando en toda la provincia el trabajo de los demás tribunales, atendiendo quejas y resolviendo problemáticas  relacionadas con la materia penal, porque  lo que si no puede faltarme a mí y lo digo de todo corazón, es una sala de juicio, una toga puesta, he impartir justicia

P– Impartir justicia, es para David Fleites Oliva, Juez  Profesional de la Sala Penal del Tribunal Provincial  Popular de Mayabeque, con sede en San José de las Lajas, algo más que una profesión. Es sencillamente un acto de amor, en defensa de las conquistas de la Revolución Cubana y del pueblo  que lo vio nacer.

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