Vivir en armonía en una comunidad solo es posible si cada ciudadano cumple con las normas que rigen nuestra sociedad.
Esa tranquilidad tan necesaria para el bienestar de los vecinos tiene sus bases en los valores, el respeto a los semejantes, a los bienes colectivos, al entorno y rechaza esas conductas que laceran los preceptos de esta sociedad socialista.
Para lograrlo muchos son los actores que deben participar: la familia, núcleo fundamental en la primera etapa de la formación de niños y niñas al proporcionarles valores que con la buena conducta de los mayores pueden afianzar de forma positiva.
La escuela también forma parte de ese proceso por ser un nuevo escenario de vida presto para la socialización y aplicación de los valores aprendidos en el hogar e incorporar otros, también necesarios para completar esta evolución con el propósito de educar a seres humanos de bien.
Dentro de la comunidad existe una organización de masas, los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, que directamente trabaja en la prevención de las indisciplinas sociales y en el fortalecimiento de los valores en la juventud, a través de una preparación política–ideológica que les permitir con su buen actuar constituir ejemplo para el resto de los vecinos.
Mantener la tranquilidad ciudadana es una tarea diaria que demanda la participación de todos. Vivir en armonía es posible, basta la unidad para hacer que la existencia resulte una maravilla
