Anécdotas de mi pueblo por estos días

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Fotografía: Cristian Domínguez 

Ramón mi vecino me interpela para contarme como recibió la noticia de la muerte de Fidel: “fue como a las cinco de la mañana que lo supe, que dolor, me puse la mano en el pecho y lo apreté fuerte”, hecho que me grafica con un manotazo a la altura del corazón y una visible expresión de tristeza en el rostro.

Supe más tarde que Ramón proviene de una familia humilde, con hermanos llamados, Fidel y Raúl. Cómo no sentiría entonces este hombre la muerte del Comandante en Jefe, si desciende de una estirpe revolucionaria. 

A despedir el paso de la caravana con los restos mortales de Líder Histórico de la Revolución Cubana asistió mi pequeña niña de seis años, quien me comenta después que “en esa caravana no iba Fidel, porque es imposible que un hombre tan grande pudiera estar en esa cajita tan pequeña” 

Y en eso también coincido con mi   niña la gloria de Fidel no la puede encerrar ni siquiera la muerte. 

Hombres y mujeres de la capital de Mayabeque acudieron en la jornada del miércoles a las calles para dar el último adiós al líder de la Revolución Cubana. Allí una mujer cargaba dormido a su pequeño niño y con lágrimas en los ojos nos contó a todos los que estábamos a su lado” yo soy ama de casa, pero no podía faltar a esta cita, yo no podía faltarle a Fidel.”

 

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