Alegrías que auguran una etapa especial

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Por estos días se vive en mi casa un ambiente distinto. Estoy segura que también sucede lo mismo en el resto de los hogares cubanos que ya se alistan para el nuevo curso escolar 2017- 2018.

Mis hijas solo hablan de forrar los libros y libretas, acomodar la mochila, planchar los uniformes, acondicionar el merendero y los zapatos escolares; y es que dentro de unos pocos días inicia un nuevo período para los niños y niñas, adolescentes y jóvenes que vuelven a las aulas para recorrer ese largo camino de diez meses en busca del conocimiento.

Regresar a los centros docentes siempre es una experiencia extraordinaria. Para los continuantes es formidable reencontrarse con los amigos, comentar cada acontecimiento vivido en las vacaciones, conocer maestros nuevos que impartirán nuevas asignaturas y recapitular contenido.

Para los que se inician en otra enseñanza todo resulta novedoso: la escuela, las aulas, los largos pasillos, el horario de clases y aquellas caras nuevas que se agregarán a esa listan de amistades por cultivar.

Para los pequeños y pequeñas que empiezan preescolar, llegar por vez primera a la escuela es toda una sensación: otro estilo de vida, nuevas responsabilidades, la maestra, la auxiliar y participar en actividades extradocentes.

En el caso de los educadores vuelve esa rutina diaria que se traduce en compromiso. Regresan los días de consagración a la noble tarea. Cada alumno se vuelve una experiencia expedita, única.
En cambio los padres, sentimos cómo crecen nuestros hijos e hijas así de rápido. Nacieron como quien dice ayer y ya van a la escuela. Hasta hace unos días andaban con ayuda nuestra y ya recorren su propio sendero. 

La mañana del cuatro de septiembre tendrá otros colores para las cubanas y cubanos. Vuelve el rojo, el amarillo, el azul, el carmelita, el blanco. La alegría irradiará las calles. El entusiasmo estará presente en estudiantes, maestros y padres.

Mientras, yo disfruto ese aire de júbilo que se respira en mi casa por estos días. Mi hija Flor, la mayor, le enseña a su hermana Violeta que empezará la escuela, cómo serán sus días a partir del lunes, cuántos acontecimientos nuevos vivirá.

Entusiasmada también, me enredo entre el trabajo diario y papeles de colores. Disfruto acompañarlas en esta travesía que ya viví en mis años de estudiante. Me contento porque les gusta aprender y están ávidas de tanto conocimiento.

Dentro de unos días iniciará el nuevo curso escolar y estaré una vez más junto a ellas. Hay alegrías que pueden hacernos vivir una jornada diferente.

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