Alcoholismo

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Dr. Yunier Pérez Álvarez,  especialista en Medicina General Integral (MGI)  y máster en Atención Integral a la Mujer en San José de las Lajas.

El alcoholismo representa  uno de los principales problemas de salud pública. Es el consumo abusivo de alcohol de forma prolongada y el consiguiente desarrollo de una conducta anómala debida a la droga.

Es, a su vez, una dependencia al alcohol, el cual es una droga depresora que inhibe las funciones cerebrales y afecta la capacidad de autocontrol. En un primer momento tiene un efecto estimulante.

Entre las causas más frecuentes que conlleven a esta adicción se encuentran:

–         Aislamiento

–         soledad

–         vergüenza

–         depresión

–         dependencia

–         impulsos hostiles y autodestructivos

–         inmadurez sexual

–         historia de hogar roto

–         relaciones tormentosas con sus padres.

La proporción hombre – mujer es de 4:1

Las consecuencias médicas más frecuentes del consumo de alcohol son:

–         Cirrosis.

–         neuropatía periférica (déficit de Tiamina).

–         daño cerebral.

–         miocardiopatía alcohólica (cardiomegalia e insuficiencia cardíaca congestiva).

–         Gastritis.

–         Pancreatitis.

–         Hipoglucemia.

–         degeneración de los nervios periféricos.

–         inadecuada nutrición.

–         Síndrome de dependencia alcohólica.

–         Cáncer (estomago, esófago, páncreas, hígado, colon,….)

–         accidentes (automovilísticos, ahogamiento).

–         Suicidios.

–         Homicidios.

–         Violencia

–         Hiperlipoproteinemia

–         Trastornos de los túbulos seminíferos en el adulto.

–         Muerte (400 mg/dl (>87 mmol/l)): sobredosis (depresión respiratoria),

–         Síndrome alcohólico fetal.

–         Disfunciones sexuales(aumenta el deseo e inhibe el acto)

El alcohol se diferencia de drogas en la rapidez con la que aparecen sus efectos:

–         Disminución del campo visual

–         Sentimientos de invulnerabilidad.

–         Perturbación del sentido del equilibrio.

–         Subestimación de riesgo.

–         Perdida de precisión en los movimientos.

–         Disminución de la resistencia física.

–         Sentimientos de impaciencia y agresividad.

–         Disminución de la capacidad de atención.

–         hogar roto.

Por su parte, los síndromes de abstinencia suelen comenzar de 12 a 48 h después de interrumpir la ingestión y consiste en:

–         Temblor

–         Debilidad

–         Sudación

–         Hiperreflexia

–         síntomas gastrointestinales

–         convulsiones tónico-clónicas generalizadas, habitualmente no más de dos en un período breve (epilepsia alcohólica).

–         La alucinosis alcohólica es consecuencia de una abstinencia brusca tras un consumo excesivo de alcohol prolongado. Los síntomas consisten en ilusiones y alucinaciones auditivas, frecuentemente con carácter de reproche y amenaza; el paciente está aprensivo y aterrorizado por las alucinaciones, así como por la vividez de sus pesadillas.

–         El delirium tremens suele iniciarse de 48 a 72 h después de interrumpir la ingestión de alcohol, con ataques de ansiedad, confusión creciente, sueño alterado (con pesadillas o ilusiones nocturnas), notable sudación y depresión profunda. Son frecuentes las alucinaciones fugaces que producen inquietud, miedo e incluso terror.

Como tratamiento a este padecimiento se sugieren:

 –         la desintoxicación que impone, en primer lugar, suprimir el alcohol,

–         corregir el déficit nutricional provocado por el consumo excesivo de esa sustancia,

–         la Abstinencia,

–         la visita a Alcohólicos Anónimos (AA),

–         la aplicación del Disulfiram que interfiere en el metabolismo del acetaldehído (producto intermediario en la oxidación del alcohol), de forma que aquél se acumula produciendo síntomas de intoxicación e intensas molestias. La ingestión de alcohol hasta 12 h después de la administración de disulfiram produce rubor facial en 5-15 min, seguido de intensa vasodilatación de la cara y el cuello y conjuntivas inyectadas en sangre, cefalea pulsátil, taquicardia, hiperpnea y sudación. De 30 a 60 min después aparecen náuseas y vómitos, puede haber hipotensión, vértigo y a veces pérdida de conocimiento y colapso.

 La reacción dura de 1 a 3 h. Las molestias son tan intensas que pocos pacientes se arriesgan a ingerir alcohol mientras están tomando disulfiram. El paciente no debe consumir otras drogas que contengan alcohol como elíxires y algunos jarabes para la tos, con un contenido de hasta 40% de etanol.

 El disulfiram se administra en régimen ambulatorio una vez que el paciente lleva 4 o 5 d sin beber alcohol. La dosis inicial es de 0,5 g/d vo. de 1 a 3 semanas. La dosis de mantenimiento se ajusta individualmente; de 0,25 a 0,5 g/d suelen ser suficientes, aunque algunos pacientes necesitan más. Hay que advertir al paciente y a sus allegados que los efectos del disulfiram pueden persistir de 3 a 7 días tras la última dosis. El paciente debe cooperar y ser visto periódicamente por el médico, que le animará a seguir tomando la medicación como parte del programa de abstinencia. Es necesaria la evaluación médica para detectar posibles enfermedades. Es muy importante diferenciar el delirium tremens de las alteraciones mentales propias de la insuficiencia hepática aguda.

 

 

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